Descripción
Txakoli Katalin Iturzaeta
Antonio Aranzábal, un notable industrial vasco fallecido en 2012, quiso homenajear a la “amama” Kattalin Iturzaeta con la recuperación para la viticultura de los terrenos que de ella heredara en unos años en los que el txakoli no tenía la relevancia que ahora y las tierras se destinaban sobre todo a la plantación de frutales, principalmente manzanos. Así, la bodega se convirtió en el último cuarto del siglo XX, antes incluso de la creación de la D.O. en 1990, en la primera en la zona en adquirir un depósito de acero inoxidable con control de temperatura, tecnología sin duda esencial para la elaboración de blancos de calidad. Ese mismo gesto visionario lo repitió en el año 2000, al ser los primeros en colocar nota de cata en la contraetiqueta de un txakoli que para entonces ya había adquirido la categoría de mito.
La minúscula parcela de Aitako, con orientación sur-suroeste y viñas de edades nunca inferiores a los veinticinco años y en ocasiones casi centenarias, se ubica en el interior del municipio de Getaria, entre el Monte Gárate (278 metros) y la costa cantábrica, de camino hacia uno de los barrios (Meaga) de la población que por su microclima acapara la práctica totalidad del viñedo local. Los suelos son mayoritariamente de arcilla cubiertos de arenisca y la viña, que difícilmente alcanza los 100 metros de altitud por su proximidad al mar, se conduce generalmente con alambre (antiguamente se empleaban como soporte los huesos de ballena) a una altura que permita suficiente distancia con el suelo como para evitar que el exceso de humedad propio de la climatología Atlántica estropee el fruto.
Como una especie de mágico homenaje al tradicional matriarcado de la región, dos son las mujeres depositarias del pasado y del presente de la casa: la una, Kattalin Iturzaeta, quien con su extraordinario coraje (le fue extirpado un pulmón y aun así subía las imposibles pendientes del caserío) y carácter emprendedor supo inspirar el resurgir vitivinícola de la propiedad y de la zona, y Fabiola Soto, licenciada en Ciencias Químicas y enóloga, una de las primeras técnicas en llegar a la tierra del txakoli (a principios de los años 90) guiada por un interés personal y profesional por la vinificación de los vinos blancos, una larga experiencia que la he llevado a alcanzar un profundo conocimiento relacionado sobre todo con la potenciación del aroma de los mismos.
Este selecto txakolí procede de la mezcla de Hondarrabi Zuri (conocida en el país vasco-francés como Courbu Blanc) y la versión tinta de la misma variedad, que por supuesto se vinifica como blanco y consigue hacer de este txakoli una inusitada forma de blanc de noirs en el corazón de la Denominación, Getaria. Una segunda pincelada de singularidad se la ofrecen los siete meses de crianza en contacto con sus lías, que consigue una espectacular textura y una rebaja significativa de la sensación ácida típica del txakoli más tradicional.
El equilibrio es sin duda su mejor valor, con un bajo grado alcohólico y una acidez que la notable y bien ejecutada crianza sobre lías consigue de algún modo suavizar. La nariz, muy fresca, exhibe aromas cítricos y de manzana verde con cierta cremosidad de fruta blanca (por efecto de las lías), además de un marcado carácter de hierbas y brisa marina que amplía la sensación de frescura y ligereza. Es en la boca donde tanto la crianza en lías como el peso de la uva tinta, con su sucinto pero poderoso aspecto de fruta roja, empujan al vino a una dimensión única donde el equilibrio de la acidez y el alcohol alargan la expresión y le regalan un gesto cerúleo (como a piel de ciruela madura) realmente excepcional.
Notas de Cata
Txakoli Katalin Iturzaeta es de tonalidad amarilla con reflejos dorados debido al coupage entre uvas blanca y tinta, ambas autóctonas. Aroma profundo a manzana acompañado de suaves notas herbáceas y balsámicas. Los tonos cítricos ofrecen una gran sensación de frescor. Sensación de volumen con mucho peso de fruta. Untuoso y aterciopelado gracias a su crianza sobre lías. Suaves notas carbónicas y buen equilibrio entre grado alcohólico, acidez y salinidad debido a la particular climatología de sus viñedos. Resulta así un vino elegante con un pos gusto agradable e intenso que invita a su disfrute en cualquier ocasión.
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