CASERÍO-TXAKOLI
Los caseríos-txakolis tuvieron su máximo esplendor durante el siglo XIX y XX, los vecinos de las localidades se desplazaban a los caseríos que producían txakoli y exponían su BRANQUE, una rama de laurel verde que colocaban en árboles y postes para indicar la ruta a seguir para llegar al caserío-txakoli. Estas excursiones se hacían en familia y amigos que duraban la jornada completa.
Había caserío-txakoli que ofrecían sus servicios durante todo el año y otros durante la temporada que comenzaba en primavera, después de la semana de pascua y se alargaba hasta finales de otoño.
Actualmente la producción de txakoli es mayoritariamente blanco, aunque en las épocas del auge de los caserío-txakoli, los más apreciados eran los tintos o gorris y los claretes u ojo de gallo.El actividad de estos locales, conllevó también el desarrollo una importante gastronomía basada en los productos locales y manjares como el bacalao que se traía de los mares del norte de Europa.
Algunos de estos caserío-txakoli han llegado al siglo XXI reconvertidos en restaurantes típicos del País Vasco, como es el caso del Txakoli Simón, templo del buen comer, especializado en chuleta a la brasa y una carta de vinos y txakoli excelente.
Txakoli Simón está en Artxanda, monte que protege a la ciudad de Bilbao por su noreste, a 20 minutos del Museo Guggenheim de Bilbao. Tiene la posibilidad de subir en el Funicular de Bilbao a Artxanda desde la calle Tívoli de Bilbao. Un lugar donde la tradición de comer en terraza y campa se mantiene al igual que ocurría en los caserío-txakoli de los siglos pasados.